sábado, 16 de junio de 2012

mi pequeño amor 4



















A veces simplemente sabes cuando algo fue un error, y ahora simplemente sabía, sí que sabía. ¿En qué estaba pensando?
No estaba pensando. Estaba muy ebrio.

---

-¿A veces no te da miedo sentirte atraído por un hombre?


Él abrió tanto los ojos que supe que la había cagado. Recién habíamos entablado conversaciones de confianza pero no era para tanto. Ni a mi hermana le había contado sobre esa inseguridad.


-No debí haber preguntado eso -susurré, y dejé caer mi cabeza entre mis rodillas y me tapé lo mas que pude con mis brazos y manos.
-¿Qué tiene? -musitó Gerard. -Yo creo que es normal sentirse así.


Levanté mi cabeza de inmediato, altamente sorprendido por lo recién dicho por Gee.
Y cuando lo hice...


Cuando lo hice tenía sus labios irremediablemente pegados a los míos. Esa fusión duró por unos tres segundos antes de que él se separara de mí.


-¿Gerard? ¿¿Te sientes bien?? -mis dedos se habían puesto automáticamente en mi boca.


Él suspiró ruidosamente y se incorporó. Yo lo seguí con la mirada atentamente. Mientras se tocaba la nuca con nerviosismo caminó hasta la ventana que daba en la cabecera de su cama, la abrió y botó el cigarro hacia su patio. Se quedó un rato mirando hacia afuera, como no habían cortinas puestas pude ver su cara, cómo se contraía con desagrado, aunque no con asco, sólo... incomodidad.


Yo no sabía cómo actuar, si debía decir algo, o simplemente aparentar que nada había pasado. Pero no se podía. Quizás si Gerard fuese mujer podría hacerme el que nada entiende, podría decir... da igual. Pero no da igual.


Cerró la ventana y se quedó sentado en la cuidadosamente ordenada cama, con los brazos estirados a ambos lados de su tronco, dándole soporte. Me miró.


-Frank, yo... -su mirada era fuerte, como siempre. Yo en cambio apenas podía aguantar su mirada.


Me levanté con calma y me acerqué a él, quedando a unos pasos de la orilla de la cama.


-...creo que estoy muy asustado -susurró, aún mirando directo a mis ojos.


¿Asustado?


Abrí la boca para preguntar a qué se refería pero la cerré al entender. Hacía alusión a mi pregunta. Estaba asustado porque sí se sentía atraído por un hombre.
Ahora mi pregunta era... ¿ese hombre era yo?


-¿Por quién? -nunca antes había adoptado una postura tan tímida al hablar. Mis brazos estaban pegados a mi cuerpo, mis manos apretadas en dos puños, mi cuello lo más doblado posible para no mirarlo de frente.


Y otra sorpresa. De un tirón agarró mi mano derecha y me arrastró hacia él, al tiempo que se paraba y me abrazaba por la cintura. Nuestras caras por poco no se pegaron, y tuve que mirarlo a los ojos para poder entender qué estaba pasando...


---


No quería recordar. No quería.
Y mientras caminaba por la vereda del pasaje de Gerard intenté despejar mi mente. El ambiente ayudó un poco, aunque ahora cada vez que veo hojas anaranjadas me acuerdo de él.

No hay comentarios: