domingo, 6 de octubre de 2013

eff and cook (yeah sure)



Una fresca y agradable brisa rozó su cuello desnudo. Luego, se paseó por sus brazos entrando por la manga de su polera y saliendo sobre el ombligo. Escuchó unos gorriones cantando a través de la ventana. Tomó un montón de aire por la nariz y luego por su boca y exhaló, ya preparada para abrir los ojos.
Y mientras lo hacía, pudo percibir que había alguien a su lado. Más que eso, había una cabeza refugiada entre su brazo derecho y su pecho.
Motivada ya por la intriga, miró a la vez que alejaba su cara de esa persona.
"Tú. ¿En serio?", se preguntó con incredulidad al tiempo que suspiraba y cerraba los ojos con angustia. Entonces él se movió con delicadeza, despertando.

Effy esperó impaciente a que la mirara. Y cuando lo hizo, mantuvieron el contacto por largos segundos. Fue una conversación de horas sin hablarse.

Se separó de ella, y Eff acomodó su brazo junto a su cuerpo, reposando ahora sobre su estómago que su ropa arremangada dejaba al descubierto.
Cook suspiró pesadamente, echado a sus espaldas, mirando el techo blanco. Los pájaros seguían cantando.

Y como si se hubiesen puesto de acuerdo, ambos levantaron las frazadas que los cubrían y miraron sus cuerpos.

-Ah... -se quejaron ambos a la vez.
-Por qué... -musitó Effy, mientras pasaba su mano derecha por su nariz y ojos.
-De verdad que... -dijo Cook luego de un silencio- no me acuerdo.
-Yo tampoco -admitió ella.


viernes, 27 de septiembre de 2013

nada de gerard, nada de frank.


kiss me hard before you go
bésame antes de partir
summertime sadness
tristeza veraniega



-She's just like... you know, there. like waiting for something.
-You think so? I mean, what's she waiting for?
-What do i know dude? -he seemed angry.

I knew what she was waiting for. But I couldn't tell him. It wasn't what I was supposed to do. I was there to listen. Maybe to give him some hints. But tell him? With no effort from his part?

-So you two don't talk anymore? -I asked, already knowing the answer. I was just teasing him I guess.
-No.
-What happened? -he didnt' answer- So one day you stopped talking each other and that's it? Seems a little stupid, huh?
-Actually it was right after I realized I fucking like her.



lunes, 1 de julio de 2013

qué? I

"...si te toma de la muñeca es porque confía en ti y..."

Las señoras tarotistas y místicas y sus huevadas extrañas. La televisión sonaba con público atento sentado en el sofá, dándome la espalda, a mí y a mi café caliente y demasiado dulce.
Demasiado dulce. No le eché más agua, no le eché más café, no. Lo boté. No habían ánimos ese día. Para variar.
Subí a mi cuarto, aún ignorado físicamente por mis padres atentos a esa señora, a esa musiquita con campanas e instrumentos tan extraños. Extraños. Yo creo que esa era la palabra que definía esa mañana. Porque incluso no sabía si hacía frío o calor, o si iba a llover o a estar soleado. ¿Quizás nublado?
De todas maneras llevé un polerón en la mochila y una bufanda. Con este clima ya nadie sabía. Ni la señora tarotista y mística. Pero bueno. Quedé ganas con un café, pero me imaginé que el hombre de los cafés y donas tendría algo mucho mejor que ofrecerme cuando llegara a la universidad, a lacual, bueno... iba atrasado. Pero como yo no me estreso (digo yo), solo me resigné a caminar con calma en esa mañana extraña, asombrado y a la vez aburrido del mismo paisaje de siempre, del mismo canto de pájaros, de los mismos vehículos, las mismas casas...



-¿No dormiste hoy, cierto?
-¿Tanto se nota?
-Tus ojeras te delatan demasiado.
-No. Y quería tomar un café y el puto imbécil de los cafés no estaba. ¿Acaso va a llover?
-Quizás. ¿Y por qué no tomaste un café en tu casa?
-Me quedó malo. Lo boté.
-Te estoy juzgando.
-Yo igual.

Frank solo sonrió y se rascó el hombro izquierdo con terquedad. Yo diría que se golpeó más que otra cosa. Entonces yo eché los brazos a la mesa y apoyé mi cabeza también. Sería un día académico corto, pero el no haber dormido más el puto proyecto que debía entregar me tenían ansioso y cansadísimo.



domingo, 26 de mayo de 2013

liar, liar, liar, you'll pay for your sins-


Pues yo creía que sería un día normal, cotidiano, nada extraño, nada nuevo.
Salí a patinar con Consuelo, que cada día está más ágil. Sus piernas terribles tomaron forma y creo que ya son más fuertes que las mías. En dos semanas me alcanzó tanto que llegué a creer que hacía trampa. (¿Cómo? No tengo idea, soy un imbécil).

En fin. La cosa es que era todo muy extraño. Yo ya llevaba dos meses con B, ya formales. Pero esta situación me volvía loco y me hacía querer terminar con todo y llevármela lejos. A Consuelo.

Y en parte me siento culpable aún, porque sé que yo tomé la decisión que nos separó. Separó nuestros cuerpos, porque aquí estamos, como amigos. A veces pienso en la razón por la cual nos hicimos amigos. Y no hay una razón aparte de que nos llevamos increíblemente bien. Pero sí hay una causa, y es esa chispa estúpida y tan sexual que nos mantuvo juntos por tan pocas veces.

Primero pensé que no podría con la tentación, y bueno, no pude, y ella sí. Y que ella me haya rechazado fue mi pie para decir "no más". Estoy cambiado. Y B nunca va a saber más de lo que ya sabe, lo que me produce un poco de pena, y rabia, mucha rabia. Quisiera gritarle al mundo lo que tuvimos, pero soy muy bueno callando. Aunque no es secreto, es secreto. También me alegro porque haya pasado lo que pasó entre los dos, porque ahora nos conocemos y cada momento entre nosotros es único. Y vaya que te conozco. Antes pensaba que era peligroso, y bueno... no lo es. Es adrenalínico a morir, porque sabemos, sabemos... Pero, ¿qué es lo peor que podía pasar?


Entonces caíste.



***


Ahora te miro, coqueteando, como lo hacías conmigo cuando yo ni me daba cuenta porque estaba muy ebrio como para notarlo. Encima de las piernas de ella. De ella. No sé si te odio o me excitas aún más.
Mi vaso se vació y llenó en seguida múltiples veces. A las 7 perdí la cuenta. Los pitos se paseaban entre todos nosotros. Recuerdo ver tu cara risueña en extremo cuando rechazaste uno. "Ya estoy bien..." dijiste, y todos se rieron de tu estado horroríficamente no sobrio. Yo no me reí, porque sabía lo que venía a continuación. El baño te esperaba. Y esta vez no me esperaba a mí también, si no que estaba ahí para ti y Megan.

Ya estoy curado, anestesiado, ya te he olvidado.

¿Cómo me pudiste superar tan fácil?
Bueno, siempre lo dijimos. Era garche sin compromiso nada más. Pero yo no puedo superar tu cuerpo, mis ganas.

-¡Ay no! ¡Ahí me duele! -tus risotadas levantaron mi cabeza de golpe. Megan te tocaba la rodilla con suavidad y su cara denotaba una leve preocupación.
-¿Te caíste?
-Sí, andando en skate, hoy. Con Frank -me miró y sonrió. Pioja. Yo sonreí de vuelta y tomé un sorbo de ron.
-¡Pobrecita! A ver, ¿cómo te quedó?
-Me tengo que sacar los pantalones, estúpida -se burló picaronamente Consuelo.
-Ya po -Megan la miró seria. Yo hice como que ya no las tomaba en cuenta.

Y en menos de 3 segundos Consuelo se dirigía al baño seguida de Megan. Tuve la absurda esperanza de que volverian en 5, 8, 10 minutos como máximo. Pero no volvieron, ni en 5, 8, 10, 60, 120, 180 minutos. Y yo para ese entonces ya tocaba las canciones más populares en guitarra junto al resto de los chicos que estaban igual o más ebrios que yo.

Era un griterio pero aún así mi mente hablaba más alto que todas esas voces. Lo malo es que me hablaba de ti. Y lo peor es que escuché. Y aún peor es que hice caso.


-¿Quién es? -tu voz tras la puerta parecía extraña.
-¿Abre? -mi voz igual. Demasiado ebrio.
-¿Frank?


sábado, 16 de junio de 2012

mi pequeño amor 5

RELATA GERARD.

No pude hacer más que arrastrarlo hacia mí, ya no aguantaba más. Además, me imaginé que el estar ebrio suponía una excusa buena para actuar así. Quedamos tan cerca que podía sentir todo su aroma, y eso no hizo más que excitarme.


-¿Quién crees? -le pregunté, y de inmediato lo besé. No abrí mis labios, sino que los presioné un rato, lo suficiente como para romper el hielo por completo.


Cuando me detuve Frank emitió un jadeo que terminó por volverme loco. Intercambié nuestras posiciones, lo empujé a la cama y me abalancé sobre él. No lo dejaría escapar. Él sabía a lo que venía cuando salió de su casa en la madrugada para visitarme. Bueno, quizás no lo sabía, pero eso quería. Los dos queríamos.


-Gee... -me decía entre besos, besos que cada vez se tornaron más abiertos, más mojados, más largos, tan largos que ya no había tiempo para hablar.


Los suspiros comenzaron a aparecer, y fue ahí cuando supe que no tenía que forzarlo a quedarse, así que me puse a su lado y empecé a acariciar su espalda y cabello. Él mantuvo sus manos en mi cadera, apretando de vez en cuando y bajando hacia mis piernas.
Ninguno sabía cuándo iniciar las caricias en lugares prohibidos, y eso era lo que más me calentaba. La impaciencia. La luz de la luna se había opacado debido a unas negras nubes, así que no lograba ver la cara de Frank por completo.


-No sé si esto está bien -susurró Frank en un determinado momento, cuando yo paseaba mis manos por su torso desnudo, por debajo de su polera.
-No pienses, Frank, por favor... Aprovechemos esto. ¿O no te gusta?


Él se quedó pensando, sin sacar sus manos de mi cuerpo ni tampoco alejándose ni un solo centímetro de mí.


-Me encanta -dijo, y siguió besándome. Sus dedos se deslizaron lentamente por el borde de mi pantalón, queriendo entrar por debajo, y luego tomaron el borde de mis boxers y lo tiraron hacia arriba. Entonces decidí tocar sus tetillas, para comenzar otro nivel en esa situación.


Unos leves gemidos emitidos por mí hicieron que Frank pasara su mano por debajo de mi boxer y tocara mis piernas. Quizás un poco de vello púbico.
Mis manos bajaron también, directo hasta su piel, sin pasearme por su ropa.


RELATA FRANK.


Sentí cómo tocaba mi miembro con suavidad y dejé de aparentar que no estaba enormemente excitado y dejé que algunos gemidos se me escaparan. Más que besarnos estábamos intercambiando sonidos con nuestras bocas, podía sentir su respiración entrecortada en forma de oxígeno en ese momento. Los toqueteos se convirtieron en una masturbación apretada debajo de nuestras prendas, pero ambos nos acobardábamos de bajar nuestros cierres.
Estuvimos así unos minutos hasta que pensé, qué más da, estamos ebrios.


RELATA GERARD.


Sus manos intentaban bajarme la ropa, así que me adelanté y le bajé el cierre, los boxers y saqué su pene, que al dejar de estar encarcelado por esa apretada ropa se levantó y separó de su abdomen. No aguantaba, quería lamerlo y dejar que se introduciera en mi cuerpo, pero era mucho para una primera vez.


RELATA FRANK.


Mi pene estaba afuera y sentí que era injusto, por lo que bajé su cierre con desesperación y arrastré su pantalón y boxers hacia abajo. La visión del movimiento de su miembro yendo tan rápido hacia arriba me volvió loco..