sábado, 16 de junio de 2012

mi pequeño amor 5

RELATA GERARD.

No pude hacer más que arrastrarlo hacia mí, ya no aguantaba más. Además, me imaginé que el estar ebrio suponía una excusa buena para actuar así. Quedamos tan cerca que podía sentir todo su aroma, y eso no hizo más que excitarme.


-¿Quién crees? -le pregunté, y de inmediato lo besé. No abrí mis labios, sino que los presioné un rato, lo suficiente como para romper el hielo por completo.


Cuando me detuve Frank emitió un jadeo que terminó por volverme loco. Intercambié nuestras posiciones, lo empujé a la cama y me abalancé sobre él. No lo dejaría escapar. Él sabía a lo que venía cuando salió de su casa en la madrugada para visitarme. Bueno, quizás no lo sabía, pero eso quería. Los dos queríamos.


-Gee... -me decía entre besos, besos que cada vez se tornaron más abiertos, más mojados, más largos, tan largos que ya no había tiempo para hablar.


Los suspiros comenzaron a aparecer, y fue ahí cuando supe que no tenía que forzarlo a quedarse, así que me puse a su lado y empecé a acariciar su espalda y cabello. Él mantuvo sus manos en mi cadera, apretando de vez en cuando y bajando hacia mis piernas.
Ninguno sabía cuándo iniciar las caricias en lugares prohibidos, y eso era lo que más me calentaba. La impaciencia. La luz de la luna se había opacado debido a unas negras nubes, así que no lograba ver la cara de Frank por completo.


-No sé si esto está bien -susurró Frank en un determinado momento, cuando yo paseaba mis manos por su torso desnudo, por debajo de su polera.
-No pienses, Frank, por favor... Aprovechemos esto. ¿O no te gusta?


Él se quedó pensando, sin sacar sus manos de mi cuerpo ni tampoco alejándose ni un solo centímetro de mí.


-Me encanta -dijo, y siguió besándome. Sus dedos se deslizaron lentamente por el borde de mi pantalón, queriendo entrar por debajo, y luego tomaron el borde de mis boxers y lo tiraron hacia arriba. Entonces decidí tocar sus tetillas, para comenzar otro nivel en esa situación.


Unos leves gemidos emitidos por mí hicieron que Frank pasara su mano por debajo de mi boxer y tocara mis piernas. Quizás un poco de vello púbico.
Mis manos bajaron también, directo hasta su piel, sin pasearme por su ropa.


RELATA FRANK.


Sentí cómo tocaba mi miembro con suavidad y dejé de aparentar que no estaba enormemente excitado y dejé que algunos gemidos se me escaparan. Más que besarnos estábamos intercambiando sonidos con nuestras bocas, podía sentir su respiración entrecortada en forma de oxígeno en ese momento. Los toqueteos se convirtieron en una masturbación apretada debajo de nuestras prendas, pero ambos nos acobardábamos de bajar nuestros cierres.
Estuvimos así unos minutos hasta que pensé, qué más da, estamos ebrios.


RELATA GERARD.


Sus manos intentaban bajarme la ropa, así que me adelanté y le bajé el cierre, los boxers y saqué su pene, que al dejar de estar encarcelado por esa apretada ropa se levantó y separó de su abdomen. No aguantaba, quería lamerlo y dejar que se introduciera en mi cuerpo, pero era mucho para una primera vez.


RELATA FRANK.


Mi pene estaba afuera y sentí que era injusto, por lo que bajé su cierre con desesperación y arrastré su pantalón y boxers hacia abajo. La visión del movimiento de su miembro yendo tan rápido hacia arriba me volvió loco..

mi pequeño amor 4



















A veces simplemente sabes cuando algo fue un error, y ahora simplemente sabía, sí que sabía. ¿En qué estaba pensando?
No estaba pensando. Estaba muy ebrio.

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-¿A veces no te da miedo sentirte atraído por un hombre?


Él abrió tanto los ojos que supe que la había cagado. Recién habíamos entablado conversaciones de confianza pero no era para tanto. Ni a mi hermana le había contado sobre esa inseguridad.


-No debí haber preguntado eso -susurré, y dejé caer mi cabeza entre mis rodillas y me tapé lo mas que pude con mis brazos y manos.
-¿Qué tiene? -musitó Gerard. -Yo creo que es normal sentirse así.


Levanté mi cabeza de inmediato, altamente sorprendido por lo recién dicho por Gee.
Y cuando lo hice...


Cuando lo hice tenía sus labios irremediablemente pegados a los míos. Esa fusión duró por unos tres segundos antes de que él se separara de mí.


-¿Gerard? ¿¿Te sientes bien?? -mis dedos se habían puesto automáticamente en mi boca.


Él suspiró ruidosamente y se incorporó. Yo lo seguí con la mirada atentamente. Mientras se tocaba la nuca con nerviosismo caminó hasta la ventana que daba en la cabecera de su cama, la abrió y botó el cigarro hacia su patio. Se quedó un rato mirando hacia afuera, como no habían cortinas puestas pude ver su cara, cómo se contraía con desagrado, aunque no con asco, sólo... incomodidad.


Yo no sabía cómo actuar, si debía decir algo, o simplemente aparentar que nada había pasado. Pero no se podía. Quizás si Gerard fuese mujer podría hacerme el que nada entiende, podría decir... da igual. Pero no da igual.


Cerró la ventana y se quedó sentado en la cuidadosamente ordenada cama, con los brazos estirados a ambos lados de su tronco, dándole soporte. Me miró.


-Frank, yo... -su mirada era fuerte, como siempre. Yo en cambio apenas podía aguantar su mirada.


Me levanté con calma y me acerqué a él, quedando a unos pasos de la orilla de la cama.


-...creo que estoy muy asustado -susurró, aún mirando directo a mis ojos.


¿Asustado?


Abrí la boca para preguntar a qué se refería pero la cerré al entender. Hacía alusión a mi pregunta. Estaba asustado porque sí se sentía atraído por un hombre.
Ahora mi pregunta era... ¿ese hombre era yo?


-¿Por quién? -nunca antes había adoptado una postura tan tímida al hablar. Mis brazos estaban pegados a mi cuerpo, mis manos apretadas en dos puños, mi cuello lo más doblado posible para no mirarlo de frente.


Y otra sorpresa. De un tirón agarró mi mano derecha y me arrastró hacia él, al tiempo que se paraba y me abrazaba por la cintura. Nuestras caras por poco no se pegaron, y tuve que mirarlo a los ojos para poder entender qué estaba pasando...


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No quería recordar. No quería.
Y mientras caminaba por la vereda del pasaje de Gerard intenté despejar mi mente. El ambiente ayudó un poco, aunque ahora cada vez que veo hojas anaranjadas me acuerdo de él.

viernes, 15 de junio de 2012

mi pequeño amor 3

RELATA GERARD.

No supe si era un sueño o una extraña realidad hasta que sentí como un cuerpo a mi lado se movía para salir de la cama. Frank sí estaba a mi lado. Escuché cómo se vistió con mucha rapidez y sus pasos veloces para entrar al baño. Vomitó. Era de estómago débil, a diferencia mía, que aguanto todo. Aunque nunca me he salvado de los dolores de cabeza. Y el de este día era uno de esos horrorosos.

Sentí la manilla del baño moverse y me hice el dormido. No quería hablar con él, quería que se fuera. De espaldas hacia el resto de mi habitación y con mis pies tocando la pared que junto a Frank me atraparon durante la noche, estuve atento a cada movimiento que hacía.

RELATA FRANK.


Gracias al cielo Gerard estaba dormido aún, no quería que supiera que había estado vomitando en su baño. Me puse mis zapatillas y salí de ahí, sigiloso, porque tampoco quería estar ahí cuando despertara y me viera. Yo no lo quería ver. Todo había sido un error, de los grandes. La había cagado enormemente. ¡Besarnos! ¿Cómo mierda habíamos llegado a eso?
Era una respuesta que prefería pensar camino a mi casa, solo, en vez de recordarla junto a él.

miércoles, 13 de junio de 2012

mi pequeño amor 2

-Tenía que salir de... -me tomé la nuca al tiempo que entraba por la puerta principal y notaba que estaban todas las luces apagadas- Hola. ¿No estabas durmiendo, o sí?
-Estás loco. Es viernes -aseguró la puerta y apagó la luz exterior-, me duermo a las 5 o más tarde... -rió- Llegaste justo a la hora indicada, mis padres salieron hace un rato y estoy solo.
-Oh, wow. Soy genial -dije, incómodo. Tenía vergüenza, sentía que mis orejas ardían y que mi cuerpo entero latía.
-¿Subamos? -no esperó respuesta, sólo subió por las escaleras, indicándome que subiera tras él. Eso hice y al rato llegamos a su habitación. Era toda blanca, incluido el cubrecama. Estaba todo impecablemente ordenado, tanto que me sentí más avergonzado aún al recordar el estado de mi habitación. En una esquina había atril cubierto con una pañoleta azul y en el suelo unos montones de CD's y unas revistas de cómics.

No sé cómo pero terminamos bebiendo alcohol. Nos encerramos en la pieza y como ésta tenía acceso único a un baño no necesitamos salir en ningún momento. Los padres de Gerard podían llegar en cualquier momento y hubiese sido escandaloso que nos pillara así.

Escuchamos buena música y conversamos abiertamente. Él me habló de que sus padres se estaban divorciando y que habían salido esa noche para intentar reavivar el amor. Me contó que se sentía muy mal al respecto porque creía que nunca iba a ser lo mismo y que terminarían por acabar su relación. Esa confesión abrió un poco mi boca y pensamientos y terminé contándole casi toda mi vida.

Le hablé del infierno que era mi casa cuando estaban mis padres y aún cuando ellos no estaban. Le hablé de lo difícil que había sido mudarme a una ciudad tan alejada y dejar a todos mis amigos, le hablé de lo solo que me sentía, de que mi hermana era mi única verdadera compañía pero que me daba miedo que por lo loca que estaba le pudiese pasar algo, le hablé de lo mucho que presentía que no iba a encajar en ese colegio...

Gerard me escuchaba atentamente y se tomaba los botones de su polerón sin saber qué decir. Yo sólo le hablé y hablé, ebrio, sintiendo cómo en unos minutos estaría inundado en unas nauseas terribles.

-Gerard...
-Dime, Frank -me miró atentamente. Yo estaba sentado al lado de él, ambos en su alfombra, con nuestras espaldas pegadas a la inmaculada pared.
-¿A veces no te da miedo...?
-¿Qué me va a dar miedo? -yo lo miré a los ojos y sólo sé que vi luces verde oliva relucientes y hermosas.
-Estar en un liceo de hombres... -dejé caer mi cabeza en mis manos- ¿No te da miedo, a veces, poder sentir...?

Gerard tomó un cigarro que yacía en el suelo e intentó encenderlo mientras esperaba que terminara mi pregunta de una vez por todas.

-No sé, no importa -dije, rendido, comenzando a sentir esas nauseas que me pedían expulsar toda la basura ingerida.
-Dime -logró prender el cigarro y aspiró un poco de tabaco-, no me dejes curioso.
-¿A veces no te da miedo sentirte atraído por un hombre?


Desperté a la orilla de la cama sólo en boxers. No recordaba dónde estaba, hasta que me di cuenta de la gran fuente de luz que daba justo detrás de mi cabeza. Mi cama no estaba adelante de una ventana...
Estaba donde Gerard.
Giré lentamente mi cabeza, sin querer despertarlo, y vi su cabeza llena de pelos negros y largos, tan finos. Estábamos apestando alcohol, mi boca estaba pastosa y el dolor que me pegaba en la frente era casi insoportable. Busqué con mis ojos mi ropa, intentando recordar de a poco qué había pasado.


¿Dormir sólo en boxers con un amigo recién hecho? Si es que podíamos llamarnos amigos...



mi pequeño amor 1

Entonces esperé a que fueran las 12, simplemente porque quería dejar un día para descansar de ti. Eran las 00:03 según mi celular y ya quería llamarte, mandarte un texto, meterme a tu perfil de Fb e incluso hubiese ido a visitarte.
Digo 'incluso' como si fuese una idea imposiblemente loca.
Y no, no lo es, porque efectivamente fui.

**

Cómo amo esas caminatas en las que cigarros me acompañan mientras mis pies se mueven lento. El aire frío, despejado, esa brisa leve y helada como el océano me hacen pensar de que quizás debería controlarme a mí mismo antes de controlar sentimientos hacia ti. O incluso antes de acercarme a ti.
Paré un momento para terminar mi segundo cigarro. Quedaba una cuadra para llegar a su casa. Eran las 00:43. Cuarenta minutos exactos habían pasado desde que decidí visitar a Gerard. Y al parecer se me estaban quitando las ganas. ¿Qué pensaría? Era muy tarde y no tenía excusas. Bueno, quizás sí tenía, pero era una sola, y me daba vergüenza darla. "Creo que estoy enamorado de ti".

Mutilé esa colilla con mis vans. Miré las casas. Lindo barrio. Bien iluminado, muchos árboles, muchos buzones.

**

-¡Frank! -sus ojos se abrieron como platos y en ese instante quise salir gritando y corriendo. ¿En qué estaba pensando? -Bajo al tiro -gritó, y desapareció de la ventana del segundo piso.